Las persianas averiadas son un problema de lo más común para miles de personas. Afortunadamente resulta sencillo solucionar la mayoría de sus desperfectos. Lo primero que tienes que hacer, es conseguir un destornillador abrir el cajón de la misma y analizar el interior para determinar el motivo del atasco.
Una persiana que no baja puede tener varios remedios, dependiendo de la causa del atasco:
.- Suciedad. Friega muy bien los recovecos para eliminar la acumulación de polvo, barro, plumas, etc., que puedan interferir con el mecanismo.
.- Lamas desplazadas. Localiza las lamas que se han movido de sitio y acomodadlas con la mano.
.- Lamas rotas. Remueve las lamas desgastadas y coloca piezas nuevas, hechas del mismo material y de tamaño idéntico.
.- El eje tiene fricción. Engrasa el eje de la persiana con un poco de aceite para puertas.
.- El eje está dañado. Desmonta la persiana para quitar el soporte del eje con ayuda del destornillador, y reemplázalo con otra pieza.
.- La persiana es muy ligera. Añade algo de peso con una platina metálica en la última lama.
.- Uno de los flejes se desprendió. Remueve el fleje defectuoso y coloca uno nuevo en su sitio.
Entre los factores más comunes que tienden a atascar una persiana, debemos mencionar los que se enlistan a continuación:
.- La cinta se ha roto.
.- El recogedor se ha estropeado.
.- Una de las lamas se ha desplazado o está rota.
.- Algo está obstaculizando los ejes del soporte, o estos se encuentran desgastados.
Para reparar una persiana atascada, es necesario identificar la avería y conseguir piezas nuevas para intercambiarlas con las que están descompuestas. A continuación, debes desmontar la persiana y remover el componente estropeado para colocar el nuevo.
Antes de insertar cualquier elemento que hayas comprado, será conveniente limpiar cualquier residuo de suciedad que pueda interferir con el funcionamiento del mecanismo.
Desatornilla la caja de la persiana.
Extiéndela y quita las lamas defectuosas.
Introduce las lamas nuevas, verificando que queden bien niveladas.
Pliega la persiana y colócala en su carril.
Vuelve a cerrar la caja.
Quita la tapa del cajón.
Coloca la cinta en el extremo superior del mecanismo de recogida.
Suéltala por el extremo de abajo y saca la persiana por la parte superior.
Remueve la cinta vieja.
Encaja la cinta nueva en las ranuras del eje y enróllala.
Verifica que la persiana pueda bajar y subir.
Vuelve a colocar la tapa del cajón.
Otro problema común que podría impedirte bajar tu persiana, radica en la caja de la correa. Si se ha soltado, puedes arreglarla siguiendo estos pasos:
Baja la persiana por completo para liberar tensión de la correa.
Desatornilla los tornillos de fijación en la tapa de la correa.
Abre el cajón y deja subir la tapa paralela al disco.
Limpia la zona a reparar con una brocha pequeña.
Aplica un producto de fijación con una espátula o herramienta similar, tapando el orificio del tornillo y el área dañada.
Deja que el producto se seque.
Coloca el disco de enrollamiento dentro de la caja.
Pon la tapa contra la pared y señala con un lápiz el punto de fijación del tornillo.
Ahora abre los dos orificios, usando un taladro y una broca metálica cuyo diámetro sea más pequeño que el de los hoyos a realizar.
Inserta el disco de enrollamiento dentro de la caja y atorníllala en el muro.
Si la información anterior no ha sido suficiente para arreglar tu persiana, puede que el fallo sea mucho más complejo, en cuyo caso te aconsejamos contactar a un pensionista profesional.
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